
Mike Mills dirige a un muy competente elenco de actores que cumplen acertadamente con su cometido, lo cual no es suficiente para hacer de este filme un producto redondo. Una muestra bastante representativa de lo que es el cine independiente americano de los últimos años: protagonistas introvertidos y complicados, incomprensión y falta de comunicación, y una estética indie que inunda todo el largometraje. El ritmo adolece de momentos bastante pesados y vacuos en cuanto a contenido, mientras que otros aspectos bastante más interesantes no son tratados con la que creo suficiente profundidad. No está mal.
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