
Ahora sí. Esta sí es una obra maestra del cine. Con una fotografía impecable, una narración intimista y un tempo pausado y cercano a los grandes clásicos del cine asíatico. El señor Eastwood nos ofrece un filme bélico que huye de los tópicos y supone un punto de inflexión en el género por su tratamiento de lo que una guerra supone para sus contendientes, máxime en sinergía con su contrapartida estadounidense ya comentada. Es curioso ver como, prácticamente con los mismos ingredientes, el efecto que provoca ver dos películas puede ser tan diferente. Intentado valorar el "díptico filmico" que nos han ofrecido, me cuesta pensar que pueda crearse algo a la altura en bastante tiempo, aunque ahora, me duele más lo de "banderas...".
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